martes, 27 de agosto de 2013

Wordtoys, de Belén Gache


Wordtoys, de Belén Gache, es un proyecto de reflexión metaliteraria en un formato de libro digital interactivo. Las páginas se presentan a modo de capítulos, cada uno con una reflexión distinta sobre diversos aspectos extraliterarios de la literatura: su sonoridad, su disposición visual, la autoría y la originalidad, la linealidad y las secuencialidad narrativas, entre otros. De esta forma, busca repensar los límites de lo literario, y con estos, de lo decible.

En “el idioma de los pájaros”, después de un prefacio en donde se reflexiona sobre las limitaciones lingüísticas de la poesía, aparece
en la pantalla un recuadro con cinco pájaros distintos (posiblemente en alegoría a los distintos idiomas en que se comunican). Al hacer click en alguno de ellos, o en varios, dichos pájaros re-citan poemas de Adolfo Bécquer, Rubén Darío y Edgar Allan Poe, entre otros poetas reconocidos, con el tema común de los pájaros. El pájaro-objeto, una máquina virtual sin capacidad creativa, es ahora el portavoz de aquello de lo que es objeto. El círculo se cierra, emulando la desesperación creativa del poeta, el encierro lingüístico en el que se ve forzado a vivir y significar:

…pájaros lingüísticos, capturados por las máquinas-poetas dentro de una inviolable armadura significante. / Esta es la trágica canción de los pájaros de "El idioma de los pájaros": cuanto más cantan, más irremediablemente prisioneros quedarán de la jaula del lenguaje. (pájaros)

Éste es uno de los dilemas examinados por Wittgenstein en Tractatus, resumido en la frase “De lo que no se puede hablar, hay que callar” (o “pasar en silencio”, como lo traduce Witold Jacorzynski). La angustia de lo inasible lingüísticamente, de lo indecible, se convierte en fuerza vital de toda poesía, condenada de antemano al fracaso. El concepto de la angustia como origen de una posibilidad creadora ya había sido examinada por Kierkegaard, en “El concepto de la angustia”, y más tarde retomada por el existencialismo francés.

Termino aquí mi digresión. Como ejercicio de reflexión lúdica metaliteraria, y como ejemplo de posibles rutas de la literatura virtual interactiva, Wordtoys no deja de ser una opción recomendable.



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