domingo, 3 de mayo de 2015

Siete puntos sobre la inutilidad de la escritura

Encontrar algo bueno sobre qué escribir es casi tan importante como escribir, a secas: el oficio y la razón, el trabajo y el deseo, la rutina nocturna de aplastarse frente a la pantalla, libros cerca, la libreta, la taza de café, el porrito cuando hay dinero, y...

Antes escribía por compulsión: un desfogue de miedos y manías que me mantenían alejado del mundo, lo que fuera que eso signifique. Ahora, el tiempo pareciera pasar con una liviandad que me atormenta: pasa la vida, se acerca la muerte, y la enfrento con nada. Un par de páginas. Y la anestesia ante el vértigo la encuentro por doquier: internet, la fiesta, el sexo, alcanzar a pagar la renta. Sobre todo esto último. Escribir por vértigo ya no me mantiene en vilo, la compulsión ha perdido su razón de ser. Y como resultado la escritura me cuestiona, y es cuestionada por mí. Me pregunto: