lunes, 17 de febrero de 2014

grabación

Un hombre biónico protege la imagen, nítida, luminosa: Su brazo izquierdo se reviste de piel sintética y acero, y descansa sobre un resorte atado a su costado. Un pequeño ejército ilumina, transporta, corre, cuchichea. Todo debe verse perfecto, sonar perfecto, sentirse perfecto: “las economías modernas dependen en mayor medida de nuestros deseos, que de nuestras necesidades”. Preocupa un claxon mal sincronizado, ese camión pesado, ese pasillo oscuro. “¡Iluminación!” Repite el sutra: “las economías modernas dependen en mayor medida de nuestros deseos, que de nuestras necesidades”. Las palabras necesitan penetrar, asentarse, descansar. “Perdón, perdón”.