viernes, 21 de mayo de 2010

vínculos y pretextos

Las comunidades, hoy en día, no existen sin algún pretexto vinculante. Algo con nombre, establecido culturalmente, aceptado, normal. Es como si esos vínculos forzosamente fueran temporales, finitos, atados a un nosequé que le da razón a su existencia, y con él desaparecen. Y a veces el fetichismo llega a tal punto que el pretexto se convierte en lo único importante, y el vínculo se soporta como una carga necesaria. Pretexto razón. Vínculo excusa.

Para entablar una plática, concertar una cita, pretexto. Y no cualquier pretexto, tiene que ser uno bueno: un buen concierto, una buena comida, un buen tema para conversar. Un "quiero verte", un simplemente estar, sin más, acompañando soledades, va más allá de nuestro ser. Ilógico. Pretexto cárcel. Pretexto encierro.

Y la comunidad se convierte en una comunidad de coincidencias (novio por coincidencia, amigo por coincidencia, familiar por coincidencia). O en una comunidad de intereses. O en una comunidad interesada. (¿Interesante?)

Por otro lado, sin ese por qué vernos nos volvemos rutinarios, acartonados, sosos. Nuestra trampa es triple: necesitamos de esas ataduras para ser parte del mundo, para que todo tenga sentido, continuidad y finitud; para que prolonguemos el encierro; para que no nos destruya el tedio.

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Hoy quisiera hablarte con miradas
Tocarte el alma sin palabras,
llegar a ti sin escribir nada.

Estar, mujer, estar,
sin pretender carnada,
acompañarnos cada
roce de ansiedad callada

tedio
soledad
cariño
nada

lunes, 17 de mayo de 2010

Heridas ancestrales

Heridas. Heredadas. Ancestrales. Compartidas.

De esas que se pierden poco a poco en su origen, y tan sólo nos queda su huella. De vidas familiares, padres, abuelos, bisabuelos; migraciones, mezclas, guerras, invasiones (yendo cada vez más y más atrás: las crisis, los traumas de la revolución, las promesas de la independencia, los destrozos de la colonia, las sublevaciones constantes, la inquisición y la santurronería española...)

De esas heridas que cargamos como parte del regalo de la vida, que se vuelve dulce y amarga en dosis dispares. De esas heridas que reproducimos con los años y los vicios y costumbres. Que hacemos vivas en cada muestra de dolor. Que forman parte de nuestro ser más profundo.

domingo, 16 de mayo de 2010

El mentado fenotipo

Nos quejamos (y con razón) del racismo institucionalizado en Arizona, pero en México también es una práctica común. Hay retenes de migración (y del ejército, y de paramilitares) en muchas carreteras federales (todas las que van hacia el norte), que entre otras cosas (léase armas y drogas y mordidas) buscan a migrantes indocumentados (léase centroamericanos) por su fenotipo, llegando a las situaciones más inhumanas.

No se trata de miniminizar lo que está pasando del otro lado, sino de darle su dimensión. Las dos situaciones son inaceptables. Lo mismo que para los magrebíes y casi todos los migrantes del mundo. Las cosas tienen que cambiar.

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Tristeza por la escalada de violencia en Copala y Torreón. Tristeza porque para el gobierno tiene más importancia un político corrupto y vinculado con el narco que el resto de las cosas que he mencionado. Esperanza por las nuevas formas de organización pacífica que se empiezan a esbozar, en Torreón y Ciudad Juárez.

jueves, 13 de mayo de 2010

ingenuidades

Me veo superado por la velocidad de las cosas. Todavía no asimilo lo de Copala, y vuelve lo de Chiapas y la cloaca de nuestro sistema de justicia. No sé cómo va lo de los taxistas (me dijeron que ya salió de la cárcel, y ya está fuera de todo activismo; hasta allí). Luego está la bendita ley de Arizona. Hace un par de días leí también los comentarios sobre una viñeta de el chiste de mel que me devolvieron a mis cabales: mucha gente de primer mundo nos detesta, a los latinos, los africanos, los árabes. Y en México tratamos como perros a los centroamericanos. Y vaya, no da tiempo, no da el cuerpo, no da el corazón: nos sobrepasa a todos...

miércoles, 5 de mayo de 2010

Estado de las cosas en Oaxaca

Tardé mucho en escribirlo, en parte porque la semana pasada fue pesada, para mí. Lo remedio aquí, con un recuento de la historia en telegrama:

Primero, el llamado de enlace zapatista, en la confusión total. San Juan Copala, caravana internacional de solidaridad, UBISORT, ataque, desaparecidos, dos muertos, incriminación del gobierno estatal, imposibilidad de saber nada: estado de sitio.

Luego, las marchas de protesta. Hubo una aquí, en Xalapa, a la que me uní por hora y media. También en  confusión e indignación totales.

Siguieron artículos de opinión (como el de Gustavo Esteva) y los pronunciamientos.

En estos días me echaré un clavado en internet (las cosas básicamente circularon en radio bemba, y los links los envió mi padre), para desenredar este hilo de ariadna (para continuar con los clichés). Estemos al pendiente. Seguramente se necesitarán muchas movilizaciones para que se calmen, ya no digo solucionen, un poco las cosas.