Por la última canción que hice, “roturas”, comenzaron a salir a flote cada una de las roturas que me rodean. Dicen que todo se parece a su dueño. Hagamos el recuento:
El refrigerador se torció una pata en la última mudanza que tuve, así que cojea cada vez que lo abro (por lo demás, funciona perfecto); la estufa la tengo sin quemadores (¿así se llaman las cosas redondas de metal por donde sale el fuego?), así que teóricamente cocino a la llamarada de gas, sin dosificación (y digo teóricamente porque en el cuarto en donde vivo hay una parrillita inamovible, en el único lugar en el que se puede cocinar, así que la tengo arrumbada esperando tiempos mejores); por lo demás, funciona perfecto.