domingo, 26 de septiembre de 2010

roturas

Por la última canción que hice, “roturas”, comenzaron a salir a flote cada una de las roturas que me rodean. Dicen que todo se parece a su dueño. Hagamos el recuento:

El refrigerador se torció una pata en la última mudanza que tuve, así que cojea cada vez que lo abro (por lo demás, funciona perfecto); la estufa la tengo sin quemadores (¿así se llaman las cosas redondas de metal por donde sale el fuego?), así que teóricamente cocino a la llamarada de gas, sin dosificación (y digo teóricamente porque en el cuarto en donde vivo hay una parrillita inamovible, en el único lugar en el que se puede cocinar, así que la tengo arrumbada esperando tiempos mejores); por lo demás, funciona perfecto.

domingo, 19 de septiembre de 2010

descubrimiento del siglo

No basta amor del bueno para que algo funcione; no basta con tener coco y el ethos de tu profesión para una chamba segura, o buena, o algún tipo de chamba. Nada es seguro. Nos rodea el vacío.

(No discutiré aquí sobre la existencia de ese "amor del bueno", ni del cielo, el limbo, el monstruo del lago ness, el holocausto judío, las intenciones puras, o que yo tenga o no cierto grado de inteligencia: existen por decreto. Un vicho dijo: "hágase", y el vicho se hizo.)

Sí habría que mencionar el grado problemático de mi torpeza emocional, y mi falta de tacto a la hora de buscar trabajo. ¿Cuenta la falta de lana que tengo en el banco? ¿o mi experiencia laboral de cero? ¿mi introversión, mi ligue naïve, mi nulo verbo, o habilidades afines?

No, ¿verdad?