viernes, 21 de mayo de 2010

vínculos y pretextos

Las comunidades, hoy en día, no existen sin algún pretexto vinculante. Algo con nombre, establecido culturalmente, aceptado, normal. Es como si esos vínculos forzosamente fueran temporales, finitos, atados a un nosequé que le da razón a su existencia, y con él desaparecen. Y a veces el fetichismo llega a tal punto que el pretexto se convierte en lo único importante, y el vínculo se soporta como una carga necesaria. Pretexto razón. Vínculo excusa.

Para entablar una plática, concertar una cita, pretexto. Y no cualquier pretexto, tiene que ser uno bueno: un buen concierto, una buena comida, un buen tema para conversar. Un "quiero verte", un simplemente estar, sin más, acompañando soledades, va más allá de nuestro ser. Ilógico. Pretexto cárcel. Pretexto encierro.

Y la comunidad se convierte en una comunidad de coincidencias (novio por coincidencia, amigo por coincidencia, familiar por coincidencia). O en una comunidad de intereses. O en una comunidad interesada. (¿Interesante?)

Por otro lado, sin ese por qué vernos nos volvemos rutinarios, acartonados, sosos. Nuestra trampa es triple: necesitamos de esas ataduras para ser parte del mundo, para que todo tenga sentido, continuidad y finitud; para que prolonguemos el encierro; para que no nos destruya el tedio.

------------------

Hoy quisiera hablarte con miradas
Tocarte el alma sin palabras,
llegar a ti sin escribir nada.

Estar, mujer, estar,
sin pretender carnada,
acompañarnos cada
roce de ansiedad callada

tedio
soledad
cariño
nada

No hay comentarios:

Publicar un comentario