martes, 2 de febrero de 2010

Una amiga muy querida estaba videograbando escenas de una fiesta étnica, de migrantes zapotecos en la ciudad, por el día de la candelaria. Casi el clásico video romántico de la antropología en donde se busca plasmar que, frente a viento y marea, la identidad étnica sigue más viva que nunca. Pero resulta que para ella resultó todo un chasco: la mayordoma de la fiesta (digamos, la que se encargó de los detalles y sufragó buena parte de los gastos) era la alcaldesa, y los discursos que se dieron fueron proselitismo político (partidista, del partido en el poder desde que tenemos uso de memoria). Hasta regalaron morrales de color "rojo fiel", con la insignia del partido, como agradecimiento por haber ido a la fiesta. El grupo étnico en cuestión tomó las riendas de la política partidista. Coloquialmente, se volteó la tortilla, porque en casi todos los espacios en este país, los indígenas son el último escalón de la estructura social: triste realidad.



A tres cuadras de distancia de la fiesta hubo una manifestación de campesinos de la región. También indígenas, pero de diferentes etnias. Armados con machetes, palos y lo que encontraran, bloquearon las calles principales, y amenazaban con ir a la fiesta. Las demandas ya conocidas: que los expulsaron de sus tierras, que no reparten el agua, que contaminan, que talan los árboles. Tristemente, ella (mi amiga) no preguntó mucho al respecto: se dedicó a la fiesta. Le dio un poco de miedo saber de los machetes. La alcaldesa salió pronto de la fiesta. La gente estaba muy alborotada. Y ella con la cámara. ¡Y no grabó nada! (digo, del alboroto)

Yo ya me he quejado muchas veces de ese romanticismo (que no lo niego, yo lo tengo también: por algo me hice antropólogo, con esa fascinación por lo indígena, lo exótico, el "otro" reprimido y negado). Con él bien se puede dar cuenta de los procesos activos de reafirmación de la identidad, lo cual es muy positivo; pero no se puede hablar de las contradicciones inherentes al cambio y a los conflictos. Ella optó por no plasmar el conflicto. Voltear la cara. Al final se sintió hastiada, y decepcionada en lo más profundo de su ser. Y yo no le dejaba de decir que fuera, que grabara todo, que localizara a los campesinos, entrevistara a las partes, que grabara testimonios, que plasmara sus demandas y sus visiones, tomara fotos, viera las noticias...¡tener la oportunidad del suceso, en persona! ¡Tener la oportunidad de plasmar las múltiples realidades en conflicto! Al final, la convencí a regañadientes, lo cual no es muy bueno. Me quedé pensando.

¿Por qué y para qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué queremos ver, sentir, plasmar? ¿Qué realidades, con qué enfoques? ¿Qué es lo que nos conflictúa? ¿Qué es lo que queremos cambiar? ¿Y qué habría hecho en su lugar? ¿Qué es lo que puedo hacer desde el mío? Volvieron mis ganas de ir al campo, a donde sucede todo, a donde el conflicto estructural está más intenso que nunca. Este año de celebraciones tragicómicas. Este año que profundiza tantas injusticias. Escoger mi esquina. Y grabar...

2 comentarios:

  1. Aforunadamente la noticia se publicó.

    Aunq dias antes, parece q no se queria alertar al resto de la población(puesto q los campesinos estaban en la ciudad desde el fin de semana) poco se sabía de lo q estaba ocurriendo. Tenían poco que hacer con poco mas de 500 campesinos armados(a machetes, palos y fierros dispuestos a todo)
    Y yo caminando en medio de ellos con menos de 1.50 de estatura, con mis rasgos finamente revelados(rasgos fisicos del otro bando), con una videocamara de la University at buffalo(o sea ni siqueira era mia) y con un niño de 4 esperando mi regreso a casa y derretire en un minimo gesto...quizá es para justificarme un poco, pero no me la jugaba, y como te dije tampoco grabé gustosa a los del otro bando...no me pude liberar de mis juicios...ya sabras todo lo demas. hay q saber en q momento arriesgar el pellejo y definitivamente en una situación así, poco lo pensé...ni siquera los reporteros se acercaban; las fotos del periodico son a mas de tres de distancia...no sabes cuanto lamente no tener un celular mini-mini y super chingon...pobre antropologa inocente!! Tu lo has de saber bien, hacer antropologia en la ciudad no es cosas fácil-y creo q en estos tiempos tampoco lo es en una comunidad rural, lo es- sin embargo en la ciudad se complican un poco más las cosas.
    Finalmente la noche del 2 salió evelio(su lider, q había sido encarcelado, por supuesto q a la alcaldeza y a al tio roji no le convenia,la cosa se estaba poniendo bastante seria.
    Por su puesto que al diario de campo iran fotos y recortes de periodicos y mi propia percepción del asunto.

    Fa

    P.D. LAS GRANDES REVOLUCIONES COMIENZAN DESDE ABAJO...A VECES DESDE UNO MISMO Y DE AHÍ PA'LANTE CABALLERO...

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  2. Pues vaya, me alegra tu respuesta. Va la mía por pasos:

    1) Tienes razón en lo de no arriesgar el pellejo. Toda, absolutamente toda la razón (y es por lo mismo por lo que no me voy a subir al tren con los migrantes, con tanto secuestro que hay ahorita...)

    2) Ya con las cosas en calma, igual te podrías todavía aventurar a saber las cosas del otro bando, en primera persona. Pa quien le busca, hay cómo (y con toda seguridad de por medio) ¿Cómo la ves?

    3) Qué hacer con lo que se tiene, es decisión de cada quién. Se respeta.

    4) Y ahora la pregunta se voltea hacia mí: ¿Qué me toca, qué puedo hacer, hacia dónde mirar? Las eternas interrogantes sobre nuestro lugar en el universo. De cualquier forma, supongo, el solo hecho de hacerse la pregunta es un buen primer paso...

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